Destrozamos el compás
al bailar.
Lo hacíamos mal,
pero eso qué más da.
No pretendíamos ser como los demás.
Sabíamos de nuestros fallos,
y eso nos hacía volar.
Sonaba un vals de fondo,
eso da igual.
Lo nuestro era inventarnos los pasos,
hacerlo despacio o rápido,
caer y saltar.
Éramos dos gatos
jugando
a ser perros,
desafiando la vida que los demás nos
impusieron.
No
tenía límites nuestra osadía.
Yo hacía el tonto,
tú te divertías.
Tú y yo formaron un nosotros
y lo otro desapareció con el vosotros.
Todos de chaqueta, tan elegantes.
Tú
con esa camiseta azul de tirantes
que sabes que me vuelve loco
y
yo
con mi sudadera de siempre.
Nos creíamos tan infinitos,
Tanto pájaro para tan poco cielo.
Éramos fugaces y sus habladurías efímeras
al mismo tiempo.
Dos gotas de lluvia que caen por el
cristal,
dos ratones que nunca cayeron en sus trampas,
una carrera sin final ni frenos,
solo dos tontos que
nunca
siguieron
el
compás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario