miércoles, 10 de junio de 2015

Día 10, empezando a hacer cosas de cubanos

Efectivamente lo único que hay que hacer es acostumbrarse a lo que viene. Los dueños de la casa son majos y la ciudad tiene sitios bonitos. Nos quedamos dormidos a pesar de haber dormido más de nueve horas, pero aún así estábamos agotados. Sospecho que es por las pastillas que nos recetaron el otro día.

Bajamos a desayunar un plato enorme de fruta y negociamos el precio de la lavandería. Aunque en principio costaba 16 CUC, acabamos pagando 10 CUC. Acto seguido dimos un paseo, o lo intentamos porque nada más salir de la casa ya estábamos agotados. Por lo tanto el paseo fue breve, entre otras cosas por el calor que hacía.

Vimos varias iglesias por fuera y por dentro con sus colores tan llamativos. También vimos una calle llena de cines, videoclubes e incluso varios bares temáticos como el "dolce vita". Justo al acabar esa calle un chico comenzó a hablarnos sobre su hermano, que estudia en la universidad de Comillas, sobre Félix Rodríguez de la Fuente, porque se había visto todos sus programas, y sobre muchas cosas más. Extrañamente no nos pidió nada.

Pasamos por delante de la casa de N. Guillén, aunque no tenía nada destacable, solo una placa conmemorativa. Volvimos a nuestra casa para tomar unos refrescos, pero no tenían así que fuimos al mercado a comprar. Nos sentamos en la sala principal de la casa a beber mientras pensábamos cuántos souvenirs había que comprar y para quién.

Tras esto fuimos a por unas pizzas de las que tanto vemos comer a los cubanos. Cada una cuesta menos de 20 céntimos de euro. Estaban riquísimas, pero no son muy higiénicas (por ejemplo el cartón para sujetarlas es reutilizado). Mañana tomaremos otras pizzas más ya que de momento no nos han sentado mal a pesar de toda la grasa que tienen.

Luego fuimos a la habitación a leer un poco. Yo acabé el capítulo y me dormí un poco. Lo justo para estar descansado aunque no sé si podré dormir esta noche.

Sobre las seis salimos a dar un paseo a pesar de que había tormenta eléctrica y caían algunas gotas. Hacía fresco y casi no había gente, así que fue un paseo perfecto. Unos chavales estaban jugando al fútbol y nos quedamos un rato viéndolos. Al volver cenamos y arreglamos cuentas con el dueño. Mañana vamos al hotel todo incluido en Cayo Coco.

Estuve todo el día agotado hasta la siesta. La situación fue bastante cómoda.










No hay comentarios:

Publicar un comentario