Me dejé llevar por la desesperación, fingía que estaba vivo, a veces me lo llegué a creer pero cuando estaba solo no podía seguir con la mentira. Nadie lo sabía, solo yo me preocupaba por él, solo él podía curarme todos los males y solo yo podía recordarle. Pero, ¿qué hago yo ahora que él no está? ¿Quién me abrigará en esas tardes de invierno y me refrescará en las calurosas mañanas de verano?
Adiós mi cuidador y mentor, descansa en paz amigo, descansa en paz amor.